domingo, 16 de octubre de 2011

EL ÁRBOL DEL TÉ

























El aceite del árbol del té, se obtiene de la destilación en alambique de las hojas del árbol Melaleuca Alternifolia. Originario de Australia, los aborígenes de este país la han utilizado por sus numerosas propiedades desde hace cientos de años.

El aceite esencial del árbol del té posee un efecto antiséptico triple, actúa contra las bacterias, hongos y virus es, además, bactericida, fungicida, antivírico, cicatrizante, antiinflamatorio, desodorante, expectorante y balsámico. Las propiedades antisépticas, fungicidas y anti-acnéicas están aceptadas y reconocidas por el Departamento de Sanidad de diversos países.

No se le conoce ningún tipo de toxicidad, ni efectos secundarios, no irrita la piel por lo que no conlleva ningún riesgo para la salud. Como cualquier otro aceite esencial tendremos que ir con cuidado y evitar su contacto con los ojos, pero si esto sucediera, no hemos de alarmarnos y simplemente tenemos que lavarnos con abundante agua.

Aplicaciones en cosmética del árbol del té

El aceite esencial del árbol del té, como todos los aceites esenciales, tiene un gran poder de penetración en la piel, llegando incluso al torrente sanguíneo. Todos los productos cosméticos que contengan este aceite tendrán una acción regenerante de la piel, de oxigenación de las células además de efectos antisépticos y antibacterianos.

  • Crema facial con aceite del árbol del té: en una cucharadita de crema poner cuatro gotas o adquirir una crema que contenga esta esencia. Para realizar un masaje facial vitamínico en pieles grasas o con acné, diluir cuatro gotas en una cucharadita llena de aceite de hipérico.
  • Aceite esencial del árbol del té para combatir el acné: para este caso es muy importante la limpieza diaria de la piel. Podemos añadir cuatro gotas en un algodón impregnado de nuestro tónico o agua floral, lavarse bien la cara, después aplicar sobre los granos una gota de aceite esencial del árbol del té puro.
  • Para las enfermedades víricas de la piel: el árbol del té vuelve a ser una solución milagrosa para no tener que quemar o recurrir a la cirugía cuando queramos eliminar las antiestéticas verrugas. En este caso siempre lo he combinado con la esencia de limón "citrus limonum".
    Aplicar por la noche una gota de cada uno de estos aceites esenciales directamente sobre la verruga y taparlo con una gasa, por la mañana tirar la gasa y durante el día no realizar otra aplicación o cura. Cada noche repetir esta operación, entre tres y cuatro semanas la verruga desaparecerá y no volverá a salir.
  • Cuidando el cabello con aceite esencial del árbol del té: también nos será de gran ayuda, pues regula la actividad de las glándulas sebáceas, con lo que nos servirá tanto para cabellos grasos como secos. Podemos adquirir un champú que contenga árbol del Té o utilizar un método muy sencillo que es añadir unas cuatro gotas de aceite esencial del árbol del té puro sobre la dosis de champú que nos ponemos en la mano para lavarnos el pelo.
  • Remedio efectivo para combatir los piojos: primero nos lavaremos el cabello con nuestro champú (añadir 4 gotas a la dosis que vamos a utilizar) y luego, una vez aclarado el cabello lo peinaremos con un peine impregnado de aceite esencial para eliminar las liendres.
    Si utilizamos en el lavado cotidiano un champú a base de aceite esencial del árbol del té, se estará protegido de estas plagas.

Aromaterapia con el árbol del té

El aceite esencial del árbol del té fortalece el sistema inmunitario. Si propagamos su aroma en el hogar a través de ambientadores, baños, etc. no nos afectarán pequeñas infecciones, pues creará una resistencia contra los microorganismos y aumentará la actividad de las células.

Higiene corporal con el árbol del té

Más vale prevenir que curar, y con el árbol del té, podemos establecer unos pequeños cuidados que convertiremos en normas cotidianas, las cuales pueden protegernos de infinidad de molestas infecciones que no son fáciles de curar.

Es muy recomendable tener siempre a mano un gel que contenga árbol del té y especialmente las personas que acuden a gimnasios, piscinas o cualquier otro lugar público, en el que se esté expuesto a más peligro de infecciones.

  • En el caso de hongos (micosis): poner directamente el aceite esencial del árbol del té. Para uñeros sumergir los dedos en agua caliente, durante unos quince minutos, y luego aplicar sobre el uñero unas gotas, 3 ó 4, de aceite del árbol de té puro. Repetir esta operación dos veces al día.
  • Para el pie de atleta: limpiar con un algodón impregnado de aceite esencial del árbol del té puro, después llenar el bidé o un barreño con agua caliente y hacer la misma operación que para los uñeros.
  • Para infecciones ginecológicas: usar el gel a base de árbol del té y poner una gota en el tampón.
  • Para prevenir contagios vaginales: poner una gota en el salva-slip.

Masaje con el árbol del té

Podemos elaborar nuestro propio aceite corporal, con una base de aceite de almendras, 50 ml. aproximadamente, al que le añadiremos 50 gotas de aceite esencial del árbol del té puro.

Si lo deseamos, podemos enriquecer y cambiar el olor de esta mezcla, pues hemos de saber que este aceite esencial tiene un peculiar aroma alcanforado y medicinal que no a todos gusta. Podemos añadirle otras esencias antisépticas con lo que conseguiremos un agradable olor y dotaremos de más propiedades a la mezcla.

Para estos casos aconsejo poner sólo 25 gotas de árbol del té y las otras 25 restantes repartirlas proporcionalmente a nuestro gusto entre limón, pachulí, tomillo y lavanda. Conseguiremos una notable mejoría en problemas dermatológicos como los granitos, acné corporal, etc.

domingo, 9 de octubre de 2011

JARABES CASEROS PARA LA TOS


















Los jarabes para la tos tienen la propiedad de calmar la tos al ablandar las mucosidades producidas en los bronquios. En la tos seca los jarabes tienen propiedades sedantes de los espasmos bronquiales. Sea tos productiva (aquella con presencia de mucosidades) o tos seca (sin mucosidades), en ambos casos este tipo de preparados caseros se utiliza para calmar la tos, por lo que mejora las condiciones de los pacientes afectados por enfermedades respiratorias como bronquitis o asma.

- Jarabe de cebolla y miel: Es uno de los principales jarabes naturales para combatir la tos. Se realiza mezclando medio kilo de cebolla, pelada y machacada, 350 cl de vino blanco y 150 gr. de miel. Mezclar bien todos los ingredientes dentro de una botella de vidrio. Agitar bien hasta que se haya hecho una mezcla bastante uniforme. Dejar reposar un par de días. Tomar 5 o 6 copitas cada día hasta que desaparezca la tos.

domingo, 18 de septiembre de 2011

LAS PLANTAS MACROFITAS

















Las plantas macrofitas son un tipo de vegetación acuática que puede encontrarse adherida a los fondos o flotar en la superficie. Estas plantas sirven para depurar el agua indirectamente ya que, en realidad, son unas bacterias microbianas que se aglutinan en sus raíces las que purifican el agua. Estas bacterias sedimentan los contaminantes y materia orgánica depurándola de forma totalmente ecológica y natural.

Las plantas macrofitas además de utilizarse como plantas para depurar el agua tienen otras posibilidades de aprovechamiento como alimentación humana, del ganado, de peces y otros animales acuáticos o como fertilizante. También tienen uso medicinal, en cosmetología, producción de celulosa o incluso como fuente de producción de bio-gas.

La creación de este sistema de tratamiento del agua

La utilización de las plantas macrofitas para depurar el agua fue ideado por el profesor Jesús Fernández de la Universidad Politécnica de Madrid y el joven extremeño, con 23 años, Pedro Tomás Delgado. Se creó la empresa Aquaphytex tras recibir el premio de Jóvenes Emprendedores de la Junta de Extremadura.

Se ha probado su eficacia en un proyecto de Cooperación Internacional en Mali, en el río Níger, donde este novedoso método de tratamiento del agua con plantas macrofitas ha posibilitado agua potable a 5.000 personas.

¿Cómo se utilizan estas plantas para depurar el agua?

El sistema para la utilización de las plantan macrofitas para el tratamiento del agua es a través de filtros mediante macrofitas en flotación. Esta nueva técnica de depuración del agua consiste en convertir las plantas que se adhieren a las profundidades en flotantes de forma artificial.

Para evitar algunos inconvenientes de las enraizadas (como su inmovilidad), el filtro tiene las raíces, rizomas, y parte del tallo, sumergidos mientras que el resto queda en la superficie. Las plantas para depurar el agua deben ser autóctonas o al menos que se puedan adaptar a la zona donde se implante este sistema de tratamiento del agua.

Con estos filtros se obtiene tanto un tratamiento secundario como terciario del agua, suprime además de la materia orgánica, también el fósforo y el nitrógeno. También se ha descubierto que algunos tipos de macrofitas eliminan contaminación por metales pesados.

Como crecen flotando los filtros se ubican de forma que ocupen el canal de agua de la laguna o canal a purificar de modo que el agua pase por las plantas que ejercen como filtros.

Desventajas de las plantas para depurar el agua

Hay que mantener a raya el crecimiento de las macrofitas porque el exceso de éstas puede producir las siguientes desventajas.

  • Pueden propagar enfermedades y plagas.
  • Las macrofitas flotantes disminuyen el oxígeno del agua y producen sombra a plantas sumergidas que necesitan luz del sol para sobrevivir.
  • Pueden producir taponamiento de canales de riego y de navegación.
  • Cuando éstas mueren por cualquier causa deben retirarse porque en grandes cantidades generan malos olores.

Por lo demás, todos estos inconvenientes pueden subsanarse con un control de estas plantas. Sin duda alguna este sistema a base de plantas para depurar el agua es un método económico y ecológico.

domingo, 11 de septiembre de 2011

HISTORIA DE LA HOMEOPATÍA

























El creador de la homeopatía fue un médico de Sajonia (Alemania), Samuel Christian Fréderic Hahnemann, nacido en Meissen en 1755. Hahnemann ejerció en varias ciudades de Alemania del Sur antes de establecerse en Leipzig. El joven médico sentía ya vacilar profundamente sus convicciones médicas por la pobreza de la terapéutica de la época, a menudo peligrosa con sus sangrías y sus lavados. Renunciando a hacerse una clientela y ejercer, Hahnemann se consagra a la traducción de obras extranjeras para poder subsistir. Y fue así como en 1790, cuando estaba traduciendo el libro “Materia Médica” de un médico escocés muy reputado, Cullen, atrajo su atención el artículo sobre la Quinquina. Hahnemann no pudo admitir lo que leyó, que en la fiebre, la corteza de la Quinquina actúa por intermedio de la virtud fortalecedora que ejerce sobre el estómago. De hecho, Hahnemann había contraído en Transilvania, cuando aún era un joven estudiante, la fiebre terciana, y había consumido grandes cantidades de esta droga.

Pudo entonces comprobar que, lejos de fortalecer su estómago, le había provocado un principio de gastritis. ¿Había que creer que Cullen, se había equivocado?. Con absoluta honestidad, Hahnemann decidió rehacer el experimento. Durante varios días se sometió a un tratamiento de 4 granos de quinquina cada dos días. Lejos de sentir su estómago fortalecido, notó una serie de molestias: enfriamiento de las extremidades, debilidad, somnolencia, palpitaciones, angustias, temblores, sed y brotes febriles; en resumen, todos los síntomas subjetivos de la fiebre intermitente (en aquella época, recordémoslo, el termómetro médico no era de uso corriente).

Continuando sus experimentos, Hahnemann publicó numerosos artículos y en 1810 edita “El Organon del arte de curar”. La aparición de esta obra ocasionó muchas críticas y numerosos ataques personales. Hahnemann perdió la plaza de médico de higiene para la que le había nombrado la ciudad de Leipzig. Con 65 años, Hahnemann lleva una vida tranquila, consagrada únicamente al cuidado de sus enfermos y a la investigación. Experimenta numerosos medicamentos, tomándolos él mismo o dando a los discípulos dosis elevadas de los mismos, con objeto de estudiar los síntomas desencadenados y encontrarlos a continuación en los pacientes.

Hahnemann quedó viudo, y en 1834, cuando ya tiene 79 años, recibe en su consulta a una joven francesa, Mélanie d´Herevily, quien se revela como una ferviente admiradora. Se casa con ella y se establece en París. Morirá en 1843, cuando se encuentra en la cumbre de la gloria. Sus restos descansan en el cementerio del Pére-Lachaise, donde puede verse su tumba, conservada por la Sociedad francesa de Homeopatía.

Hahnemann ha sido indudablemente, el primero en establecer de una forma concreta la ley de los semejantes, clave de bóveda alrededor de la cual se articula toda una terapéutica. Sin embargo, otros antes que él percibieron esta ley y enriquecieron el pensamiento médico hahnemaniano.

En los orígenes el primero es, por supuesto, Hipócrates, el padre de la medicina, el griego natural de la isla de Cos. Cuatro siglos antes de Jesucristo, Hipócrates ya enseñaba que los semejantes eran curados por los semejantes.

Más próximo en el tiempo a Hahnemann encontramos a Paracelso, el médico maldito que se movía en la frontera entre el equilibrio y el desequilibrio, entre el genio y la locura. A través de de los arcanos de Paracelso, se define el principio homeopático de similitud.