Cualquier miel debe contener al menos el 51% del néctar de una flor particular para que se pueda etiquetar como miel de origen floral específica. Las más abundantes son:
Miel de eucaliptos
Recomendada contra la tos, desinfectante de las vías urinarias y favorecedora de la expulsión de cálculos.
Miel de brezo
Considerada desinfectante de las vías urinarias, diurética y antirreumática, muy apreciada por el consumidor.
Miel de milflores o multiflora.
Otras clases de miel frecuentes en el mercado son:
Miel de romero
Indicada como favorecedora de las funciones del hígado, cirrosis, ictericia e infartos, y también restauradora del estómago y tónico poderoso.
Miel de tomillo
Antiséptica, emenagoga (es decir, favorecedora de la menstruación) y tónica. Activa las funciones digestivas y está recomendada en casos de bronquitis.
Miel de castaño
De sabor fuerte no siempre bien aceptado, rica en hierro.
Miel de azahar o de naranja
De sabor fino y exquisito, utilizada como calmante.
Miel de trébol y esparceta (o pipirigallo)
Estimulante del corazón.
Miel de pino y abeto
Recomendada contra la bronquitis.
Miel de flores de cebolla
Antirreumática. Está aconsejada contra las afecciones respiratorias.
DIGITOPUNTURA: Punto reflejo para expulsar los parásitos intestinales.
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